Antonio Pantojas se abre el traje para que escuchemos el mar: una historia de vida transformista
Por: Javier E. Laureano
Antonio Pantojas revela la historia de una geografía en San Juan hasta ahora poco explorada, la del transformismo. El término significa aquí el trabajo de hombres o mujeres que deciden cruzar las fronteras de las vestimentas relacionadas a su género para ofrecer espectáculos artísticos en lugares como barras, salones y discotecas.
El actor y transformista puertorriqueño forma parte de una generación que durante la década de los setenta articuló circuitos homoeróticos en San Juan bien definidos y con unos ejes urbanos distintivos. Nuestros principales ejes urbanos gay son el Viejo San Juan, Santurce, el Condado y Río Piedras, todos unidos por las principales vías de tránsito sanjuaneras y hogar de múltiples complejos de edificios multipisos, donde es posible mantener cierto anonimato. En la posguerra y los cincuenta todavía ese circuito era oculto, en los sesenta se comienza a formar, con la apertura de barras transformistas en el Viejo San Juan, y a finales de los noventa era ya visible y presente, con manifestaciones como la Parada de orgullo LGBTT.
La cultura gay de Puerto Rico se desarrolla paralela con la puesta en marcha del discurso de modernización del país. Esto, pesar de tener un movimiento conservador y fundamentalista organizado en su contra. El tránsito masivo de puertorriqueños desde y hacia las grandes ciudades de Estados Unidos formó una parte clave del proceso. Muchas de las personas que influenciaron a Pantojas, desde Myrta Silva, compositora y artista que tenía programas televisivos de farándula en Nueva York y San Juan, hasta el dramaturgo Pablo Cabrera, que fue profesor del Hostos Community College de CUNY, mantenían lazos estrechos con Nueva York y otras ciudades estadounidenses.
Courtesy of Javier Laureano.
Reprinted, by permission, from Javier Laureano.
CENTRO Journal
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Volume XIX Number 1
Spring 2017